Érase una vez un rey que hizo la promesa de construir un
convento en Mafra.
Érase una vez la gente que construyó ese convento.
Érase una vez un soldado manco y una mujer que tenía
poderes.
Érase una vez la historia de un amor sin palabras de
amor.
Érase una vez un cura que quería volar y murió loco.
Érase una vez un músico.
Érase una vez una passarola
Érase una vez.
"Son muchos los ecos que esta novela fascinante deja
en la memoria, pero, sobre todo, el de su historia de amor resuena sobre
el resto de la acción como una flauta en medio de una gran
orquesta".